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Para registrar un dominio en internet solo se necesita que la dirección esté disponible, una tarjeta bancaria y unos pocos minutos. A pesar de su sencillez, este trámite tiene implicaciones legales de diferente índole, entre ellas y de forma muy particular, en el ámbito de propiedad industrial e intelectual y, más concretamente, en materia de marcas. Sin embargo, no existe un control previo ni una vía prejudicial para evitar que se cometan infracciones, por lo que no son infrecuentes las disputas por un puntocom que acaban resolviendo los tribunales u otros organismos como el Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI.